Me consultan de algunos medios sobre esta inquietante y actual pregunta…
¿Qué pasó? ¿Cómo llegamos hasta aquí?
Vale la pena detenerse.
Nuestro hijo antes pequeño, ahora crece…y se convierte en un extraño…
La adolescencia que transcurre, le presenta desafíos, preguntas y extrañezas intensas. Está formando su futura personalidad, su identidad que llegará a adulta y lo tientan nuevas experiencias antes ignoradas.
El sexo es tangible y se torna urgente, la transgresión es ley y el grupo de pares toma una fortaleza que será definitiva.
Todo esto acompañado de abundantes e incómodas nuevas ideas, cambios corporales y reconfiguración de las imágenes paternas y de referencia hasta ahora.
¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿podré?
Luego sus temores a sí mismo y los temores de los padres que colaboran sin querer, al sentimiento de inseguridad.
¿Olvidamos nuestra propia adolescencia? ¿Olvidamos su belleza e importancia? ¿Olvidamos sus dilemas?
Recordarlos puede servir.
Conocer al hijo, estar cerca, saber mucho más de él que sólo si se droga… enseñar desde mucho antes, desde la niñez, los riesgos, la trampa de las drogas y ayudarlo a afirmar su ser para los desafíos que se inician, pero que no lo abandonarán ya nunca.
“Menuda tarea”, educar en la adolescencia…
Necesitamos padres confiados y confiables, optimistas y estimulantes que ayuden a fortalecer el crecimiento de sus hijos, sus nuevos pasos y decisiones.
No es hora de padres temerosos, ajenos y en retirada, sólo detectives para saber si se droga o no…
“Nuestro pequeño” ya no es tal… y no volverá a serlo.
La vida va para adelante.
Afronta ahora nuevos desafíos, que ya no lo dejarán nunca. Sólo puede salir fortalecido, reafirmado e inteligente, y es nuestra cálida y cercana presencia tutora la que lo asiste mejor en ese proceso, si así nos disponemos.
Mostrarle entonces nuestra mirada del mundo a integrar con la de él, conocer y escudriñar sus puntos de vista aportando ideas y opiniones dispares, ayudarlo a pensar, a ser libre de presiones y al proceso maravilloso de elegir con conciencia.
Entonces:
+ Padres cercanos, atentos y no detectives paranoicos
+ Padres con memoria de su propia adolescencia
+ Padres actualizados y abiertos a novedades del mundo juvenil, sus riesgos y avatares
+ Padres amigos de la tecnología que hoy es el idioma adolescente
+ Padres con mirada positiva y esperanzadora del crecimiento, desarrollo y potencialidad de
nuestros hijos
+ Padres para ver personas antes que drogas, intentos antes que errores y comprensión antes que
Juicios
+ Padres que ayuden a los hijos a aprehender el mundo que viene para que puedan llegar a
transitarlo con firmeza y confianza
Hoy cualquier búsqueda en internet, nos muestra tips de indicios para saber si mi hijo se droga. Nuestra presencia cercana y asistente… no se halla en internet.
Disfrutemos ser padres en esta principal etapa del crecimiento de los hijos.
Dr. Claudio Casas
Médico Psiquiatra – Terapeuta Gestáltico
Master en Drogadependencia
cpcasas@intramed.net