Rubén Guerrero es un joven escritor de Almirante Brown, que como él mismo la define es en parte campo, ciudad, pueblo. Nos contó su rica experiencia en el ámbito de la literatura y la música.
¿Cómo surgió tu vocación de escritor?
La idea de vocación, esa idea de escribir y de dedicarle tiempo a pensar la escritura, se fue dando de a poco, pero de manera constante. Arranqué a escribir –la escritura como hecho estético- antes de convertirme en lector, más allá de la escolarización, y de las lecturas de Sandokan, el tigre de Malasia, de Salgueri y de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift. Cuando era pibe, a los 6, 7 años (y hasta el día de hoy) escuchaba mucha música. Discos de vinilo de mis viejos, los casettes y la música que pasaban en las radios que escuchaban mis hermanas. Era medio fanático de las canciones. Trataba de entender las letras que generalmente resultaban de amor, de olvido. Yo creo que por eso, por las canciones, comencé a escribir versos, poemas (muy feos, por cierto). Esta primera escritura fue en la adolescencia, a los 14, 15 años. A partir de ese primer poema, de esos primeros versos nunca dejé de escribir. Después, al poco tiempo, vino el gusto por la lectura. Cuando llegó la aceptación, quiero decir, cuando se afirmó ese gusto, vino el “trabajo”, la reflexión, la ocupación. La escritura es una de las maneras que tengo de relacionarme con el mundo, la que yo encontré, la que me encontró. No puedo pensar en un día sin escribir algo, una línea, un posteo de Facebook, un poema, uno nota en el celular, lo que fuere, pase eso a papel o no. Por eso digo que a partir de la escritura me relaciono con el mundo, con el otro. Mi vocación, por decir algo, es estar abierto, receptivo a cualquier estímulo. Todo es susceptible de transformarse en un hecho estético, en mi caso, cualquier cosa puede terminar siendo un poema.
¿De qué manera te formaste en el arte de escribir?
Bueno, un poco tiene que ver con la respuesta anterior. Formalmente en varios talleres de escritura, en la universidad, en el hábito de la lectura, por el hecho de trabajar en una editorial de poesía, pero en realidad, el hecho de escribir lo veo como un todo, más allá de la formación específica. Si entendemos que leer incluye todo signo susceptible de ser leído, una canción, una pelea de box, un baile pueden ser hechos posibles de lectura y por tanto de una escritura, de formar una escritura. Por eso, creo yo, que mi formación tiene que ver con todo eso, no podría separar estos términos; o sea, no podría poner mi formación en la escritura por un lado y mi vida por otro. Son lo mismo.
¿Tenés obras publicadas? ¿Cuáles?
Tengo dos libros de poesía publicados. En 2013 publiqué No transpira bajo el sello editorial Zindo & Gafuri, y en 2016 salió Ahora que estamos en verano, también por Zindo & Gafuri.
¿Qué proyectos tenés a futuro?
Tengo varios proyectos para lo inmediato que, como siempre, algunos quedarán en el camino. Tengo dos libros de poesía casi terminados. Uno se llamará (ya lo hace) Surfistas, y el otro Champú. La idea es que salgan para este año o principios del año que viene. Después, junto con Agustín Amarante, estamos con un proyecto de hacer poemas musicalizados, idea que vengo trabajando desde hace mucho tiempo en diferentes formatos, para que salgan en una especie de libro-cd o algo así. Y desde el año pasado formo parte de Digresión, un espectáculo en el que junto a Matías Suarez y Fabio Quinteros mezclamos música y poesía.
¿Podés contarnos alguna anécdota relacionada con tu vida de escritor?
El sábado pasado fui invitado a leer a una fecha donde la poesía y la música se alternaban en una especie de Random. Compartimos con varios músicos y otros poetas la noche y lo que cada uno hace. Había bastante gente escuchando y cantando. Me sentí muy bien, es lindo juntarse a cantar y a escuchar poesía. Felicidad. Esa es una gran anécdota. Fue hermoso.
Datos personales (cuándo y dónde naciste y desde cuándo vivís en Alte .Brown y otros detalles de tu vida cotidiana que te parezcan de interés).
Nací en 1982 es Avellaneda, pero ya mis viejos vivían en Burzaco. Siempre viví en Alte-Brown, soy como el hombre de los 100 barrios brownianos. Viví en Burzaco, Longchamps, Mármol, Adrogué y la ciudad vecina Turdera, que aunque no es de Almirante Brown, lo separa una cuadra, yo la siento de Brown. Actualmente vivo en Adrogué, a media cuadra de la plaza Brown, que es donde se lleva a cabo la Feria de libro. En mi infancia viví en Longchamps, que en ese momento era un poco campo, un poco ciudad. Eso indefectiblemente aparece en la escritura. Esa mezcla que aún persiste en Almirante Brown que es el campo, el barrio y la ciudad.
¿Cuál es tu opinión sobre la Feria del Libro aquí?
La verdad es que me gusta bastante la idea de tener una Feria del Libro acá, en Almirante Brown, en la cual participaron el año pasado y también en la actual, mucha gente. Hubo lecturas y charlas y muchos stands con libros muy copados. Acercar lecturas, libros, editoriales a la gente de la zona está muy bueno. Aunque me gustaría que las editoriales más chiquitas, las editoriales independientes, los proyectos autogestionados, que los hay y mucho, tengan un mayor espacio. Generar ese espacio me parece importante para las próximas ediciones de la feria del libro.
Poemas
Dos poemas y el estribillo del Libro Ahora que estamos en verano.
Los broches
Ponía los broches sobre la ropa de manera que tres broches
abarcaran tres prendas y media.
Distribuía todo
éramos cinco y no sobraba nunca
nada.
La mermelada de la tarde, los cinco en la mesa, el televisor encendido
ella distribuía el pan, el mate cocido
y ninguno
de los cinco
hablaba
porque no pensábamos en que la falta era un impedimento,
no pensábamos en eso.
El mundo era
ella
distribuyéndolo todo.
Un poema por día
uno sólo o piano piano.
Antes de escribir mirar el horóscopo.
Levantamos paredes
Mañana me pagan
hoy ayudé en una obra en construcción
levantamos paredes.
Hoy ella hizo fideos, compró cerveza.
Hace calor.
Esta noche dormimos juntos
con la ventana abierta.
Mañana me pagan
mañana invito yo
mañana.