El cine finlandés se hace especialmente para su consumo en Finlandia, tratando asuntos puramente finlandeses. De hecho, tan sólo los hermanos Kaurismäki han traspasado las fronteras de su país, y hasta residen en el extranjero, Aki en Portugal y
Mika en Brasil.
Podría pensarse que se trata de una incapacidad de los directores de Finlandia para contar historias universales o que las historias que suceden en él son demasiado locales, apartados en una esquina de Europa y con un idioma que sólo se habla en Finlandia y realmente difícil de entender.
Las tres películas presentadas a continuación van a desmitificar el cine finlandés que tenemos en mente con una contundencia que nos dejará una huella indeleble en nuestra cultura cinematográfica y son una esperanza para contrarrestrar el cine vulgar, aburrido o ideologizado que se hace en la mayor parte de los países europeos.
Crítica a Aurora (2019), de Miia Tervo
Una película ambientada en Rovaniemi sobre la dificultad de ser una mujer joven sin estudios y sin perspectivas en una ciudad de provincias, con el trasfondo de una emotiva historia de inmigración. Tragicomedia a la finlandesa.
Crítica a Armomurhaaja (2017) de Teemu Nikki
Cine de horror que utiliza la polémica social sobre la eutanasia en Finlandia para adentrarse en la mente pervertida, macabra y justiciera de un hombre traumatizado en su infancia. La muerte sobre la vida y el karma como argumentos.
Crítica a M (2018) de Anna Eriksson
Se ha calificado a esta película como experimental porque no se ha entendido el mensaje debido a su crudeza. Se trata de un ejercicio de homenaje, estético y catártico, sobre los abusos sexuales sufridos por Marilyn Monroe, con los que la directora se identifica plenamente.