Rosalía, José Luis y Linnéa tras las clases en una terraza del centro de Oulu

Entrevista al Lic. José Luis Muñoz Mora

Es Licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca, ha trabajado desde 1997 en el ámbito de los Recursos Humanos, la Consultoría de Empresas y la Psicoterapia. Actualmente está enfocado en el desarrollo de carreras profesionales. Ha publicado en papel y digital en medios especializados sobre dirección de personal, outplacement, mediación familiar, estrés y drogodependencias.

En el ámbito cultural, representa a una orquesta de cámara dedicada a la recuperación de compositores olvidados del siglo XVIII; es técnico de producción cultural de la Comunidad de Madrid y ha colaborado en publicaciones en papel y digital de historia, teatro, cine y cultura en general referidos a Finlandia. Es un activo bloguero y community manager desde 2007; estrenó una pieza teatral en Finlandia sobre Ángel Ganivet en 2017 y es colaborador habitual de la Revista Fennia desde el año 2000, fundamentalmente a través de entrevistas a personajes finlandeses de la vida madrileña.

 

¿Cómo comenzó tu conexión con Finlandia?

Me da un poco de apuro decir cómo tuve mi primer contacto con Finlandia por lo simple que es. Fue ya en 1977, en plena Guerra Fría y dos años después de finalizar la de Vietnam. Me gustaban mucho los temas históricos y de niño coleccionaba cromos de hechos del siglo XX. Uno de los más difíciles de obtener era el de un guardia blanco de Finlandia de 1922. Cuando lo conseguí me quedé fascinado por la ilustración, y además me abrió la puerta a un hecho trágico que no conocía: La Guerra Civil Finlandesa. Treinta y cinco años más tarde acabé escribiendo un artículo al respecto en una revista de Historia Militar.

Poco después de aquello, en los 80, descubrí a un saltador de esquí que me encantaba -teníamos casi la misma edad: Matti Nykänen, al que en España apodaban el “finlandés volador”, desgraciadamente fallecido de manera prematura. Y prácticamente a la vez empecé a cartearme con una chica finlandesa a través de una revista de música pop, así que estaba muy motivado por ese país que tenía cosas tan interesantes … Y hasta hoy, que no he parado.

Alumnos y profesores del curso de Lengua y Literatura Finlandesa. 2000 Oulu, Finlandia

 

 

Participaste de un curso de verano sobre “Lengua y Cultura finlandesa” en la Universidad de Oulu en el año 2002 ¿qué recuerdas como interesante sobre la cultura de ese país nórdico? ¿Te pareció que un curso de ese estilo sería bueno actualmente? ¿Por qué?

Realmente fue en el año 2000. Yo por entonces estudiaba 3º de Finés en la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid y solicité una beca de estudios en Oulu. Ya lo había intentado en los años 90 en Jyväskylä a través de la Universidad de Salamanca, pero aún no tenía los puntos suficientes.

Tenía una enorme ilusión por ir a Finlandia ¡y por fin lo conseguí! Seguramente fue mi mayor motivación durante mis primeros años en Madrid.

Finlandia había entrado en la UE (Unión Europea) en 1995 y también tenía curiosidad por ver cómo se estaba transformando el país. Descubrí un país con un ‘capitalismo socializado’ que antes pasaba las vacaciones en Sochi (Rusia) y luego en Las Palmas (Canarias), evidentemente algo había cambiado, y para mejor.

Recuerdo que en el 2000 la acogida de los alumnos de finés de muchos países de Europa fue todo un acontecimiento en Oulu; con entrevistas de los alumnos en la radio, una fastuosa recepción de la alcaldesa en el precioso ayuntamiento histórico -con ‘toneladas’ de enormes canapés nórdicos- excursiones en embarcaciones de remos por el río Oulu, visitas al museo al aire libre de Turkansaari, al Arktikum de Rovaniemi, al Ranua Eläinpuisto, una visita a una granja de renos con una riquísima comida tradicional sami, una excursión a Santa´s Village, … tiraron la casa por la ventana, como solemos decir en España.

Lo que más interesante me resultó fue acercarme a una de las casetas rojas de madera que hay frente al Teatro de Oulu y ver como un herrero y su hija fabricaban artesanalmente cuchillos lapones (puukkoja), desde el forjado de la hoja hasta las fundas de piel. En Oulu también conocí la artesanía en madera de enebro, como las tazas sami (kuksat). Y los dibujos brujescos de Merja Aletta Ranttila, desde entonces mi artista nórdico favorito.

Es cierto que todo eso tiene que ver con la cercana Laponia y no directamente con Oulu u Ostrobotnia del Norte (Pohjois-Pohjanmaa), si bien en Oulu descubrí también a Elene Schjerfbeck y Hugo Simberg, otros dos pintores finlandeses del sur que me parecen del máximo interés para entender la pintura finlandesa.

En cuanto a la literatura, recuerdo especialmente el esfuerzo que me costó entender los escritos de Rosa Liksom, una peculiarísima escritora que recomiendo vívamente. Las profesoras de la Universidad de Oulu tuvieron un especial cuidado y dedicación con nosotros y las instalaciones están muy bien dotadas.

Me he extendido mucho diciendo cómo comenzó y lo que me gustó de aquella experiencia y sí, la recomiendo a cualquiera que tenga la oportunidad de realizar un curso de ese estilo, te nutre culturalmente y te deja una huella permanente, tanto que me fio completamente de mi memoria al contestar.

Es cierto que el entusiasmo finlandés por darse a conocer a otros europeos ha debido de decaer con su plena inclusión en la UE, pero estoy seguro de que sabrán hacerlo igual de bien que cuando yo estuve. Hay muchas posibilidades que nos parecen muy exóticas a los europeos del sur y vas a volver de allí como nuevo. Yo cada vez que he tenido una crisis vital importante he vuelto a Finlandia a resetearme.

Rosalía, José Luis y Linnéa tras las clases en una terraza del centro de Oulu

 

 

¿De qué manera siguió tu interacción con Finlandia después de esa experiencia?

Estar en Finlandia marcó mi vida cultural de manera indeleble desde entonces, pues he incorporado esa cultura a mis gustos y a mi manera de pensar. No puedo decir ciertamente que me he vuelto ‘finlandés’, porque eso no es posible ni lo pretendo, pero la experiencia que he tenido en ese viaje y en los posteriores me ha llevado a frecuentar ambientes finlandeses en Madrid y relacionarme intensamente con los residentes finlandeses de mi ciudad y conservar amigos en Helsinki y Saariselkä.

El año 2000 conocí a las tres personas más occidentales de aquel curso, repleto de estudiantes de países del este de Europa y Alemania: Kristina, de Grecia, Linnéa, de Suecia y Rosalía, de Argentina. Los cuatro formamos una especie de grupo “mediterráneo”, para entendernos, porque realmente Kristina era la única de nosotros bañada por ese mar, porque yo soy del interior de Castilla, Linnéa vive a orillas del Báltico y Rosalía prácticamente junto al Atlántico. Sin embargo a todos nos inspiraba el ánimo por la charla, las ganas de pasarlo bien con la añoranza de algo de ruido y combinar la experiencia académica con vivir la ciudad que nos acogía.

Cocina del parque histórico Turkansaari (Madekoski, Oulu)

Rosalía resultó además ser la editora de esta revista de asuntos finlandeses publicada en Buenos Aires (Fennia), y me ofreció la posibilidad de contar mi experiencia como un estudiante más, dejando  abierta la posibilidad de colaborar con la revista.

A mi vuelta de Oulu redacté algunos artículos sobre Finlandia para la revista de la Escuela Oficial de Idiomas donde estudiaba y empecé a colaborar animosamente con la revista Fennia. Actualmente también gestiono una web y un blog personales sobre aspectos culturales de ese país, hago entrevistas a finlandeses destacados que residen o recalan en Madrid y hasta en varias ocasiones he aprovechado mis estancias en Finlandia para enviar artículos desde allí. Me he atrevido incluso a escribir una pequeña pieza de teatro ambientada en la vida de Ángel Ganivet, Niin rakas dockakärlek ei ole amor, que fue elegida para representar culturalmente a España en el centenario de la Independencia de Finlandia en 2017. Así que estoy bastante satisfecho en devolver algo a ese país, a cambio de tantas cosas que me ha dado. Se nota que le tengo un poco de cariño ¿no?

 

Eres parte de la Revista Fennia, Finlandia en el mundo latino ¿cuáles son los temas que más les interesan a los lectores españoles de la revista y cuáles a los finlandeses?

Fennia es una revista bilingüe muy minoritaria en España porque no tenemos una colonia residente integrada en el país, como sí que sucede en Argentina o Brasil. Aquí tenemos una colonia flotante de turistas y residentes estacionales en la Costa del Sol de 25.000 a 30.000 finlandeses que consumen mayoritariamente información en finés con publicaciones comerciales específicas para ellos y editadas allí mismo.

Fennia en España se lee principalmente por españoles interesados en la cultura finlandesa y estudiantes de finés, y algunos finlandeses que sienten curiosidad por lo que se publica sobre su país.

Recetas de cocina creativa, entrevistas y reportajes de viajes sobre Finlandia es lo que más atrae a los lectores españoles. A los finlandeses precisamente lo que hacen los descendientes de los finlandeses en América y sus lazos familiares con Finlandia, además de recetas tradicionales y buscan dónde encontrar esos ingredientes en España.

Casas de comerciantes rusos de pieles en Turkansaari

 

 

¿A qué se dedica el Instituto Iberoamericano de Finlandia en Madrid?

Desde su fundación en 1996, el Instituto Iberoamericano de Finlandia es una organización muy activa culturalmente en Madrid, donde tiene la sede, y abarca Portugal y América Latina, países a los que quiere acercar la cultura de Finlandia y recibir también el intercambio cultural de vuelta.

Esto incluye presentaciones de libros y traducciones al español, representaciones musicales, exposiciones de pintura, fotografía y textiles, y también festivales de cine con los que colabora: por ejemplo el Cinemaissi, que promueve en Finlandia el cine hecho en América Latina. Los artistas finlandeses tienen así una oportunidad magnífica de exhibir su obra fuera de Finlandia y es una puerta cultural para que artistas ibéricos y americanos puedan darse a conocer en Finlandia, que es un país muy atraído por nuestra cultura y nuestras costumbres.

Interior de la iglesia de Turkansaari, 1694

Existen 16 institutos de similares características en otros países del mundo y se financia en su mayor parte a través del Ministerio de Cultura y Educación finlandés.

Del Instituutti tengo recuerdos especialmente gratos de las degustaciones de vodka finlandés y canapés de pan de centeno, salmón y eneldo mientras escuchaba a una intérprete finlandesa. Me recuerda mucho a lo que aquí llamamos “un vino español” a la hora de convocar una reunión social o a las inauguraciones de cualquier galería de arte y creo que es un gran concepto para dinamizar un encuentro cultural.

 

 

¿Consideras que podrían hacerse nuevos nexos entre los dos países, España y Finlandia, que beneficien a ambos?

Nuestros países se miran con simpatía y sin recelos, y no tenemos espacios de colisión que no sean los presupuestos de la Unión Europea. Creo que es necesario un acercamiento de los hombres y mujeres de empresa finlandeses y españoles.

Telecomunicaciones, banca, infraestructuras, la industria hotelera y de restauración son los ámbitos económicos en lo que destaca España actualmente.

Tecnología, educación, gestión cultural y servicios sociales en lo que destaca Finlandia.

Interior de la iglesia de Turkansaari, 1694

El modelo educativo finlandés es un ejemplo para muchos gestores educativos pero entra en clara contradicción con el modelo político español, que está descentralizado en lo educativo, no así el finlandés.

Por otro lado la diversidad y cuantía de la inmigración en España limita mucho la homogeneización educativa, que es una de la claves de éxito del modelo finlandés, pues aunque se intente vender que los alumnos con distintas capacidades son tenidos en cuenta y pueden seguir su ritmo, si eso lo trasladas a una escuela por ejemplo, de Madrid, es inviable. Aquí te encuentras en la misma clase con un niño del ámbito rural de Ecuador, otro de una zona urbana deprimida de Lima, otro de Marruecos que no entiende español, niños rumanos que se adaptan rápidamente y niños españoles que están en minoría y deben adaptarse a la menor velocidad de aprendizaje de otros niños, o incluso ellos mismos provienen de zonas urbanas periféricas deprimidas o incluso de la cultura de la pobreza. El resultado es el fracaso escolar que estamos teniendo.

La existencia de canales online, como la Revista Fennia, son muy importantes para la difusión de ideas culturales, pero deberían serlo también para las científicas y económicas. Pongo como ejemplo los videojuegos, una actividad bastante bien implantada en Finlandia que requiere de mucho desarrollo tecnológico, que genera muchos millones de euros y que también es una actividad cultural. En España así lo hemos entendido con una reciente ley y esto dará un impulso a los creadores y desarrolladores españoles, muchos de los cuales deben salir fuera del país enrolados en empresas multinacionales.

Favorecer este tipo de encuentros a nivel institucional o de organizaciones es fundamental. Creo que la proliferación en la UE de encuentros multinacionales impide la acción de las administraciones nacionales, diluidas en una administración europea que se topa con las idiosincrasias y administraciones de cada país. Por lo tanto, seguir favoreciendo encuentros hispano-finlandeses es crucial para encuadrar las acciones y beneficiar a ambos actores.

 

 

Dada la situación del mundo después del Covid19, ¿cuál es tu reflexión sobre los vínculos entre los países?

 La situación en Europa se ha complicado después del COVID19. La pandemia está suponiendo un reto para la continuidad del llamado ‘estado del bienestar’, muy mermado en España desde la crisis de 2008 y en entredicho gravemente también en Finlandia.

La actividad turística se paralizó en Finlandia, y en España nos hemos mantenido con el llamado turismo interior. Las empresas y trabajadores han tenido que transformar su actividad para realizarla desde los domicilios, lo que ha reducido la demanda de oficinas y generado más gasto en los hogares.

Y la industria del ocio fuera de casa, que es sobre todo de empresas locales, ha basculado al ocio en casa: canales de TV online, la comida a domicilio, los pedidos de ocio a domicilio, … esto beneficia sólo a las multinacionales que no son ni españolas ni finlandesas (Netflix, You Tube, Just Eat, Amazon, …).

La situación psicológica de las personas se ha dañado de manera muy grave y muy irresponsable con los confinamientos masivos y las políticas del miedo a través de los mass media y las redes sociales.

Y ahora tenemos una situación muy comprometida con la invasión rusa de Ucrania. Esto ha creado una situación de grave inestabilidad e inquietud en Europa.

Los españoles y finlandeses compartimos el tener una personalidad y una identidad cultural muy fuertes y diferenciadas, y estar en la periferia de la UE nos condiciona. Tenemos vecinos de fuera de la UE que se están mostrando muy hostiles y se hace necesario intercambiar ideas y llegar a acuerdos para la vigilancia de nuestras fronteras, el flujo migratorio y las actividades económicas y delictivas. Y también las culturales.

A ambos países nos motivan las políticas de paz, pero también las de la salvaguarda de nuestra independencia e identidad. Esto a veces choca con los mandatos de la UE y las limitaciones que impone a la autonomía de los estados.

Hay que encontrar los canales de colaboración posibles en la actualidad y discutir en el Parlamento Europeo la posibilidad de abrir algunos que se cerraron. Creo que hay países que pesan demasiado en la UE y países de influencia media como España o pequeña como Finlandia que deberían poder negociar ciertos asuntos de manera bilateral.

Sin embargo, la respuesta de la UE a la crisis con Rusia creo que ha sido la adecuada: se ha ofrecido una muestra de fortaleza de la UE a la agresión rusa con la oportunidad de la distensión.

Y la acogida a los refugiados ucranianos está siendo ejemplar, en España ya se han recibido 80.000 personas, que se unen a las 107.000 que residían en España. En Finlandia residen actualmente 5.800 ucranianos y unos 7.000 ya han entrado en el país.

España exporta a Finlandia desde reactores nucleares hasta botellas de vino. Y Finlandia a España desde pasta de papel hasta instrumentos quirúrgicos.

Muy atrás quedan los tiempos en los que las exportaciones de ambos países se centraban en el vino y la mantequilla, como decía Ángel Ganivet hace más de 100 años.

En 2021 Finlandia, con respecto a España, ocupó el puesto 44º como cliente y el 34º como proveedor. Hoy puede ser un buen momento para empezar a incrementar esos intercambios comerciales y culturales que mejoren la felicidad por ambas partes.

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