Entrar en la Embajada de Finlandia en Buenos Aires es viajar por un instante hacia  ese país del norte. Los pisos de madera y la decoración delicada, en la cual predominan los colores claros y, cierta austeridad en el mobiliario me recuerdan la bella estética que he visto en mis visitas a Finlandia.

La bandera izada en el mástil que está de pie a la entrada, los grandes ventanales y  un tenue  aroma a café provocan en mí cierta añoranza.

Me siento al costado de la gran mesa de reuniones y, al cabo de pocos minutos llega Anna Rautvuori, la Primer Secretario de la Embajada. Es la autoridad que secunda a la del Embajador, y que, en ausencia del mismo dirige la Embajada. Son las diez de la mañana de un día casi primaveral en el centro de la ciudad.

Una mujer joven de cabellos rubios, enérgica y tranquila, me saluda con afecto. Conversamos por unos minutos de temas variados hasta que comenzamos la entrevista.

 

¿Elegiste venir a la Argentina? ¿Por qué? ¿Fue tu primer destino diplomático?

Como diplomáticos debemos proponer varios destinos, sin embargo, la Argentina fue mi deseo secreto. Y se cumplió. No puedo explicar por qué me interesaba tanto, tal vez por la naturaleza que sabía que había, o por la distancia, ya que está en el extremo opuesto de Finlandia. Anteriormente  yo había estado en Puerto Rico por un intercambio; trabajé también en Nicaragua en un proyecto de cooperación para el desarrollo y en  Ecuador trabajé para la Unión Europea. Mi primer trabajo diplomático fue, por lo tanto, para la Unión Europea. Este puesto en Argentina es el primero desde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia.

 

¿Cuáles eran tus expectativas antes de venir acá?

 Yo quería conocer el país y su gente. Los grandes espacios naturales y la historia argentina.

Soy Licenciada en Geografía y durante mi primera clase en la Facultad, el profesor nos contó la historia de un geógrafo y geólogo finlandés, Väinö Auer, que había hecho investigaciones en la Patagonia y Tierra del Fuego. En ese momento quise visitar este lejano país y, aunque aún no conocí Tierra del Fuego estuve ya en la Patagonia, Península Valdés, El Chaltén y El Calafate.

Además tengo que decir que mi trabajo en la embajada es muy intenso pero a la vez muy interesante.  Por un lado, en estos años tuvimos muchas visitas oficiales de Finlandia, y yo acompañé a las diferentes delegaciones, también ministeriales, en los encuentros que tuvieron con las autoridades locales. Me sentí muy bien y aprendí mucho con ellos. Por otro lado, tuve varios encuentros con argentinos dando discursos y seminarios en distintas universidades y eventos, en especial sobre Educación y acerca del Modelo finlandés de bienestar.

 

¿Podés decirnos brevemente  como funciona el “modelo finlandés de bienestar”?

Finlandia es un país capitalista con mercado y comercio libres, pero, donde se dan las condiciones para que todos los habitantes tengan las mismas posibilidades de lograr lo que necesitan y quieren. Esto se consigue a través de una educación pública, gratuita, de excelencia e igualitaria. Además tenemos un sistema de salud pública muy bueno y por supuesto seguridad interna. Hay un bajo porcentaje de criminalidad. Estamos acostumbrados y  educados para cumplir con las leyes y normas del país.

 

¿Qué es lo que más te gusta de la Argentina y qué ves como negativo?

Lo mejor es la gente. Los argentinos son muy amables y es muy fácil integrarse con ellos.  La naturaleza es imponente y hay una gran variedad de paisajes diferentes. Ya nombré antes a la Patagonia, pero también conocí Mendoza y la provincia de Misiones donde están las Cataratas del Iguazú. Allí también visitamos Oberá, la ciudad adonde llegaron los primeros colonos finlandeses hace más de cien años.  En cuanto a lo negativo, tal vez, el tema de la recolección y el reciclaje de la basura. Considero que en ese aspecto hay mucho para desarrollar aquí.  Es un tema que se relaciona con la naturaleza y la educación. Hay que concientizar a la gente sobre el cuidado medioambiental y eso lleva mucho tiempo.

 

La Embajada de Finlandia en Buenos Aires se creó en 1929 y fue la primera en América Latina ¿cuáles han sido históricamente y en la actualidad los principales objetivos en las relaciones entre ambos países?

Históricamente hemos tenido muy buenas relaciones, fundamentalmente económicas. Argentina fue uno de los primeros países fuera de Europa que  reconoció la Independencia de Finlandia en 1918.  En 1923 se establecieron las relaciones diplomáticas entre los dos países.  En especial una buena cooperación comercial y económica. Hoy en día las relaciones políticas son excelentes también. Ambos países defendemos: el libre comercio y la cooperación internacional basada en reglas; los Derechos Humanos; la ayuda a los inmigrantes y la lucha contra el cambio climático.

Nosotros pensamos que se puede organizar a nivel internacional lo dicho anteriormente, de tal modo que sea justo para todos los países. Vivimos en un mundo globalizado pero hay que respetar las normas tanto medioambientales como las del trabajo y los derechos humanos. A la vez gracias a ello todos nos podemos beneficiar, pero es primordial que entre los países se pongan de acuerdo y cumplan con los pactos.

 

El sistema educativo en Finlandia es elogiado en el mundo ¿cómo lograron llegar al nivel de excelencia educativa y que sea para todos?

Es una pregunta muy difícil porque hay que mirar atrás en la Historia. Una de las razones es que se tomó una decisión conjunta, en coalición, después de la Independencia y antes también, en realidad. Quisieron que las personas tuvieran  una formación integral, para un desarrollo completo del ser humano. No sólo tenían que estudiar las materias prácticas, útiles, sino otras que desarrollan una mirada más amplia de la realidad como por ejemplo, la literatura, la historia, es decir, materias humanísticas.

En Finlandia se considera que el recurso más importante que tiene un país es su gente. Si queremos progresar, debemos preparar en primer lugar a las personas. Esta fue una decisión muy consciente.  El sistema educativo no fue siempre perfecto ni lo es, pero está en continuo desarrollo. Se han hecho estudios pedagógicos y se van probando metodologías a partir de la observación en las aulas.

La educación es un recurso para el desarrollo de un país. Para nosotros en especial, que tenemos los bosques, nuestro oro, o como lo llamamos “petróleo verde”, y otra cosa no hay. Entonces está la gente, nuestro recurso. Y gracias a ese pensamiento, el de apostar a formar a las personas, hemos logrado crear alta tecnología, diseños en telas, vidrio, muebles y otros. Todo sale de la educación.

La gente está en el centro del desarrollo. Y la educación es igualitaria: todos parten de las mismas oportunidades. No podemos dejar a nadie atrás. Los libros, los útiles y también la comida, los reciben los niños gratuitamente en la escuela.

 

¿Crees que sea posible implementarlo en otros países ese modelo? ¿Tienen algún proyecto conjunto con Argentina, al respecto?

En la Argentina en el año 2017 firmamos un memorándum de entendimiento entre el Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Educación de Finlandia.  Los dos países se comprometieron a la cooperación mutua, entre otras cosas a la formación de maestros. Ya han ido maestros argentinos a Finlandia, por ejemplo. Y entre la Ciudad de Buenos Aires y la ciudad de Helsinki hay un proyecto que busca incentivar el intercambio de experiencias así como desarrollar nuevos proyectos conjuntos. Digitalización y robotización  en la educación. Se va a fundar una Universidad nueva en la Ciudad de Buenos Aires y la Facultad de Formación docente que estará allí,  contará con la cooperación de Finlandia.  En nuestra Embajada está desde el año pasado una experta en educación, Emilia Ahvenjärvi, cubre también toda Latinoamérica de habla hispana. Su objetivo es incrementar el intercambio entre  Sudamérica  y Finlandia.  Y ver de qué manera Finlandia podría cooperar, como por ejemplo buscar soluciones para diversos  problemas, investigaciones, incrementar el intercambio entre estudiantes, y analizar las demandas que tiene la educación en esta parte del mundo. Ampliar el uso de las nuevas tecnologías para tal fin es otra de las metas.

 

Finlandia ha sido elegida como el país más feliz ¿estás de acuerdo? (Anna sonríe ante esta pregunta)

Sí, estamos felices en nuestro país. Pero no me gustan mucho este tipo de comparaciones.  Porque en todo caso no se excluye que otros países también sean felices.

 

¿Qué hechos consideras que hacen a un pueblo feliz?

En principio la estabilidad y las oportunidades. Cuando tienes el control de ambos, puedes elegir hacia dónde quieres ir. Debo decir que en Finlandia también tenemos problemas. Hay carencias y desempleo, con los cuales tenemos que seguir lidiando hasta encontrar las soluciones. Otro problema es la soledad entre la gente, y esto se puede aprender de la Argentina. En Finlandia nos falta el toque humano. El estado se ocupa de las personas mayores, enfermas y en general de las necesidades pero, los lazos entre los familiares y amigos no son tan fuertes como acá. Podríamos mejorar en eso.

 

¿Cómo ha transcurrido tu vida familiar aquí? ¿Se adaptaron fácilmente?

Sí, muy bien, como dije anteriormente la gente es muy amable y afectiva. Mi esposo  está estudiando a distancia para una universidad de Finlandia, Estudios gubernamentales y Derecho.

Y cuando le preguntan de qué trabaja suele decir: “Hago el trabajo más importante que existe, cuido a mis dos hijas”.  Él está muy feliz de hacerse cargo de nuestras nenas, Mona de siete años y Lily de tres años.

 

 

 

Revista Fennia agradece a Anna Rautvuori la entrevista brindada.

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