Recién estamos entrando en el mes de noviembre y, tanto en Finlandia como por estos lares, ya comienza a vivirse un clima especial: allá, en cada ciudad hay una ¨calle navideña¨ con adornos y música alusiva. Acá, en las vidrieras aparecen luces de colores, moños, algún sudoroso Papa Noel y sugerencias de regalos de todo tipo: artefactos electrónicos, jueguitos, celulares, cámaras, línea blanca para mamá (para que no se olvide de aspirar las alfombras o cocinar en el micro- ondas), juguetes plásticos importados, ropa, zapatos, quizá alguna sugerencia de lectura para la playa. . . Todo esto para recargar el presupuesto familiar en cómodas cuotas pagaderas hasta el comienzo del invierno.
Algo sobre los preparativos navideños en Finlandia donde el invierno ayuda a crear un clima especial y donde el ¨Pukki¨o Papá Noel está más integrado en el paisaje con su pesada vestimenta colorada, el trineo y su fiel reno Rudolf.
Como paso previo a los festejos, es costumbre hacer una limpieza general de la casa, de la cual participa toda la familia (no hay servicio doméstico!). Luego, tanto en las ciudades como en el campo, es costumbre buscar del bosque más cercano o del mercado, el árbol. La elección del pino de Navidad es una cuestión de familia, todos tienen que estar de acuerdo. El pino debe ser fresco, no importado y es preciso constatar que no se le caigan las agujas. Una vez en casa, el pino se colocará en un balde con agua y se pondrá a descongelar unos días antes de llevarlo adentro para su adorno. El más alto de la familia colocará en la punta del pino una gran estrella brillante. El resto de la decoración generalmente queda a cargo de los niños de la casa.
En mi adolescencia, en casa de mi abuela en Karjalohja, los adornos del árbol de Navidad eran rojas manzanas de Río Negro, banderitas finlandesas, masitas de jenjibre y velitas .
Una vez elegido el pino, las mujeres de la familia arman el menú del que no puede faltar el jamón de cerdo fresco, cubierto con masa de pan de centeno, cocinado durante toda la noche en el horno. El jamón estará acompañado de pasteles o budines de zanahoria, nabo o batata así como de la tradicional ensalada de remolacha con arenque y un copete de crema ácida. Los postres son de los más variados, generalmente incluyen frutillas y berries congelados recolectados durante el otoño en el bosque. Antiguamente, la comida típica de Navidad era el bacalao fresco cubierto de salsa blanca y arroz con leche, no dulce, donde se escondía una almendra pelada. Al que le tocaba la almendra, tendría una agradable sorpresa el año siguiente.
Unas semanas antes de Navidad se organizan entre amigos veladas para preparar los regalos que son generalmente, manualidades. Un regalo muy apreciado con las medias, guantes, bufandas y gorros de lana tejidos. Mientras tanto, los hombres colaboran preparando cada uno su especial receta de arenques en vinagre con cebollas moradas, pickles, jenjibre, etc.
El día 24 de diciembre al mediodía, el presidente de la nación dirige un mensaje de saludo navideño al país y decreta la paz de Navidad. Ese mismo día a la tarde, cuando ya está oscuro, mucha gente se dirige al cementerio a honrar la memoria de sus seres queridos, colocando una gruesa vela blanca protegida del viento, sobre las sepulturas. Las velas duran toda la noche. Es un hermoso paisaje el de los cementerios cubiertos de nieve iluminados por las velas. Después, ya de regreso a la casa, es hora de disfrutar de un baño sauna antes de sentarse a la mesa navideña. Los regalos, generalmente no más de dos por persona, vienen al final. El 25, a las 6 de la mañana, las iglesias reciben a los feligreses para la misa tradicional. Recién el 26, feriado, se visita a los amigos y vecinos. La Navidad es una fiesta eminentemente familiar. No hay bailes ni cohetes ni fuegos artificiales.

 

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